Lily tenía la costumbre de ir descalza por casa. Con el horrible calor de verano, se pasaba las horas por el suelo, leyendo algún libro o escuchando música desde otra perspectiva. Era una forma de sentir la realidad de una manera especial. Ponía sus pies en el suelo y visualizaba que podía volar por el cielo, rozando las nubes, paseando junto al arcoiris. Era de las que andaba con los brazos estirados haciendo el avión.
Yo también era, e incluso soy, de los que corren con los brazos abiertos.
ResponderEliminarMe encanta leerte y darle de comer a tus peces de colores =)
(yo aún corro con los brazos estirados haciendo el avión). a mi me encanta leerte también, y les doy comida cada vez que entro, ¡no se podrán quejar! :)
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