
Oscuridad. Profunda oscuridad. Eso es lo que había antes de que Chicalluvia encendiera la luz de la cocina de su pisito acogedor. Abrió la nevera, cogió un brick de leche y con un pequeño golpecito la nevera se cerró.
Escogió la taza más bonita para llenarla de leche hasta arriba. Rebuscó en el armario y sacó unas simples galletas María puestas ordenadamente en un bote de cristal con cierre magnético. Con un ligero movimiento de muñeca abrió el bote y el aire olía a galleta (rico rico). Metió la mano y sacó 5 galletas de golpe, las cuales rompió con un golpe seco y dejó caer en el vaso lleno de leche. Dejó que las galletas se empaparan y se sumergieran en eso que llamamos final.
Y se volvió a dormir, que la leche le produjo muchos bostezos :)
ResponderEliminar