13.9.10

Capítulo II

(si te perdiste la primera parte clica aquí)

-Aquí lo tienes, un té de naranja y si me dejas… -dijo mientras hurgaba en su bolsillo derecho. Si me dejas, un bombón de chocolate para que me perdones por la confusión.
-Oh, eres muy amable. Me encantan los bombones. Muchísimas gracias. No hace falta que te disculpes, a todos se nos va de tanto en tanto la cabeza. –sonrió Chicalluvia, con su brillante sonrisa.
-Sí, jeje.
Cuando el camarero se alejó, Chicalluvia lo observaba detalladamente. Era un chico delgado y con las facciones de la cara muy finas, el pelo corto negro y los ojos color miel. Tenía una sonrisa brillante y le descifró la timidez en los ojos. Lucía un uniforme de cafetería gracioso: un pantalón negro, una camisa blanca y una pajarita al cuello. A simple vista tenía cara de niño, aparentaba unos 22 o 23 años como mucho. Hacía una semana que la cafetería había sido inaugurada, y parecía que estuviera contratado desde toda la vida, se le daba bien llevar la bandeja de un lado para el otro haciendo malabares y equilibrios.
Tomó el bombón y se lo llevó a la boca. Era chocolate totalmente negro relleno de galleta. ¿Sabía el camarero que el chocolate y las galletas eran dos de sus dulces favoritos?
Durante un rato lo saboreó, mientras pensaba qué haría para distraerse. Sacó un libro de su bolsa y se puso a leer.
Pasaban los minutos y los segundos y el camarero no podía dejar de mirarla. Creo que podría llamarlo un amor a primera vista. O a segunda, quién sabe.
Pasado un rato, vio que Chicalluvia ya se había terminado el té de naranja y el bombón, y decidió acercarse, retirarle la taza y verla un poquito más de cerca.
-¿Ya has terminado? ¿Te retiro la taza?
-Oh, sí. Gracias. –dijo mientras levantó la vista hasta los ojos del chico.
-¿Estaba rico? –poniendo la taza en la bandeja de metal.
-Sí, y el bombón también.
-¿Quieres que te traiga otro?
-No, no te molestes, si me das otro ¡seguro que te pediré tres más! –dijo Chicalluvia sonriendo.
De los propios nervios de una mirada cautivadora, al joven camarero le cayó la bandeja y la taza al suelo.
-¡Eh Nil, ¿en qué estás pensando?! –chilló otro de los camareros desde la barra de la cafetería.

5 comentarios:

  1. Ay...parece que está loquito por Chicalluvia

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  2. Está hasta los huesos por ella, sísí. Muás

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  3. Totalmente :)
    (besitos de esquimal para las dos)

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  4. Hala! que requetebonito *-*
    ais, cómo me encantas (:

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  5. Está tan colgadito, que los nervios lo dominan jiji una ternura Chicalluvia.
    muá

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